viernes, enero 20, 2006

VIII RELACION ENTRE INDIA Y AMERICA

HIMNOS Y CANTOS:
(Viene del anterior)


En su libro Chaman Lal dice que los himnos cantados por los Incas recuerdan las oraciones Védicas cantadas por sus ancestros. El autor transcribe cuatro de estas oraciones de las cuales presentamos dos.

“¡Oh Creador! ¡Eterno Wiraccocha! ¡Tú quien eres sin segundo hasta los confines de la tierra! ¡Tú que das vida y fuerza a la humanidad, y ordenas que el hombre debe vivir saludable, en paz, y libre de peligro! Manténnos bajo Tu cuidado, y acepta esta ofrenda destinada a complacerte, ¡Oh, Creador!”

“¡Oh, Creador! ¡Señor de los confines del mundo! ¡Oh, más misericordioso! Tú que das vida a todas las cosas, y creas al hombre de manera que pueda vivir, crecer y multiplicarse. Multiplica también los frutos de la tierra, los vegetales, y demás cosas que has hecho para que el hombre no pase hambre ni miseria en la tierra. Preserva los frutos de la tierra, y haznos vivir en paz y salvos.”

El doctor Chakravarti cita una leyenda según la cual “un monje budista llamado Quetzalcoatl llegó a México desde el Este y predicó en contra de los sacrificios humanos en Tula... Al igual que Quetzalcoatl, Wiraccocha también dejó las orillas del Ecuador, después de terminada su misión... La leyenda dice que caminaba sobre las olas del océano.”

CONCLUSION:

Hoy en día, el trabajo de los vaisnavas en América es el de enriquecer nuestra civilización y cultura con la sabiduría Védica. Es un natural descubrir de valores que como hemos visto, no fueron desconocidos por nuestros ancestros, mas la explotación del invasor materialista los hizo desaparecer a la fuerza. Lo que es más triste aun es ver que esta invasión sigue en su acostumbrada embestida, minando día a día las cualidades del hombre.
Debemos entender que la cultura vaisnava es la natural para cada pueblo y región, porque respeta todas las tradiciones de los distintos pueblos y al mismo tiempo enriquece su espíritu.
Por supuesto el material para agotar este tema es interminable y no es el propósito único de este libro, pero me parece que suficiente evidencia ha sido dada como para demostrar que sí existió una relación entre India y los indios de América. Muchos textos se han publicado a este respecto y es la opinión conclusiva de muchos entendidos en el ramo.

En un principio el mundo entero estaba regido bajo una cultura, la impartida por los Vedas, y todo este planeta era llamado Bharata, que es el mismo nombre que hasta hoy tiene la India. En los textos de matemática Védicos encontramos el teorema de Pitágoras, el número ‘pi,’ álgebra, logaritmos, fórmulas para resolver mediante cálculo mental, etc.
En todos los campos del conocimiento podremos encontrar que sus bases están en India, o mejor dicho, en los Vedas, libros de conocimiento que no son propiedad de un país o pueblo, sino que forman parte del patrimonio científico y cultural del universo.
A través de este artículo queremos probar que las raíces de los nativos americanos provienen del Oriente, en especial de India, esto es lo que la historia nos comprueba. Además Oriente, y en particular India con sus Vedas, es la cuna de toda la cultura. Si analizamos en forma objetiva no podremos más que llegar a esta conclusión, y si esto es así, podremos obtener enorme beneficio al acercarnos a madre Veda, ya sin la actitud de estarnos dirigiendo a alguien extraño, sino a nuestro familiar más benévolo y cercano, y podremos beber la leche de su sabiduría.

La famosa carta del jefe indio Seattle enviada al jefe blanco en Washington es prueba más que suficiente de la sabiduría y sensibilidad de nuestros antiguos pueblos, sensibilidad tan tristemente perdida en estos días. Cuando escuchamos de sus palabras y de su estilo y forma de vida, en nuestro fuero interno sabemos que eso es lo que en realidad deseamos para nosotros. Hemos pisoteado el legado de nuestros antepasados en el anhelo de hacer algo mejor con nuestros intentos teóricos e inmaduros. Haríamos mejor en buscar más hondo en el origen de todo saber y conocimiento, los Vedas, y ahí descubriremos con más y más asombro, que esa es la fuente esencial de conocimiento tanto científico como intelectual, que por siglos el hombre de occidente ha estado buscando.
En los Vedas encontraremos los aspectos más refinados de arte, cocina, vestimenta, música, ciencia, etc., en realidad, de todos los ámbitos de la vida humana, no sólo para complacer los sentidos, sino para transmitir paz y armonía a nuestra conciencia, fin para el cual también se practicó una muy sofisticada arquitectura, no sólo en la construcción de templos sino también de viviendas.
Es importante por otro lado admitir que los habitantes originales de América, a pesar de provenir de las sabias tierras de Oriente, no trajeron en su época lo mejor de ellas, es decir, el cultivo de una vida espiritual más elevada; no se dedicaron con mayor profundidad al cultivo de una vida espiritual centrada en el desarrollo del amor por Dios, lo cual es la meta más alta y real de la vida. Su cultura y veneración se dirigió más a la adoración de dioses menores, y su preocupación se orientó más al desarrollo material y económico, que a una seria búsqueda de nuestra alma y de nuestra relación pura y amorosa con Dios. Si esta preocupación no figura como un aspecto fundamental en un grupo social, todo su cuerpo, debido a un corazón impuro, va a decaer a un nivel de despotismos, ambiciones, juegos políticos y diplomacias, que llevan a los pueblos a guerras fratricidas y se vuelven fácil presa de ataques externos. La historia, más que limitarse a ser un mero repaso de hechos pasados, debe dejarnos una lección de valioso aprendizaje. Las distintas culturas del mundo nos muestran que tuvieron un crecimiento natural, pero luego se envanecieron, se volvieron materialistas y déspotas, y al alejarse de los principios divinos, sufrieron su decadencia. Fenómeno que con claridad vivimos en estos días.

La llegada de los invasores puede ser vista como un duro castigo para el hombre de las tierras de América por haberse desviado de los principios más elevados de la religión. No olvidemos que en algunos pueblos se llegaron a practicar sacrificios humanos y otras atrocidades, de las cuales, por supuesto, el pueblo invasor no estaba exento, pues de hecho, con la llegada de éste los sacrificios humanos se multiplicaron.
Es el deber del hombre buscar su relación más elevada con la Suprema Realidad, el Señor. Esta es la enseñanza más esotérica dada en los Vedas y la encontramos en sus textos más confidenciales, como en el Canto del Señor o El Bhagavad Gita, y el muy famoso Bhagavat Purana o Srimad Bhagvatam, que se presenta como ‘el fruto maduro de todo el saber Védico,’ escrito por el santo Vyasa, en su madurez espiritual. En estos textos encontramos detalladas descripciones de la Personalidad de Dios y de Su reino trascendental, y del proceso espiritual yóguico mediante el cual podemos tener realización directa de Él.
Para terminar este artículo y este punto, quiero dejarlos con las palabras de disgusto del mismo Wiraccocha:

“El Inca Yupanqui relata que una vez se le apareció su Dios Wiraccocha quejándosele que, siendo Él el creador de todo y el Señor universal, quien hizo el cielo, el sol, el mundo y los hombres, y que estando bajo Su poder todo lo existente, no se le rendía el culto y la obediencia debida, haciendo mayor veneración al sol, al trueno, a la tierra, y a otras cosas de menor virtud".
(Luis Valcarcel, Historia del Perú Antiguo.)
Investigación original: Gurudeva Atulananda