EL GOBIERNO DE MEXICO ADMITE SU ORIGEN ORIENTAL
(viene del anterior)
Con razón el gobierno de México en su publicación de la ‘Historia de México’ declara que los primeros en llegar a este continente fueron grupos de navegantes que salieron de India rumbo al este. Además hay cuatro teorías en Africa, siete en Asia, y seis en Europa, que atribuyen un origen inmigratorio al pueblo azteca.
En México se hablaban alrededor de treinta y siete idiomas y otros dialectos, y se estima que estuvo habitado desde hace diez mil años o más. La misma tradición mexicana sostiene que sus ancestros vinieron de lejanas tierras y así se lo confirmó el rey Moctezuma a Cortés, tal como el historiador de la época, Bernal Díaz, lo afirma.
La presencia de miles de personas con rasgos hindúes y mogules, sus tradiciones y costumbres religiosas, prueban que inmigraron a estas tierras en gran número. La existencia de una ruta marítima entre India y México es admitida por muchos investigadores y es lo que la historia oficial del gobierno mexicano sostiene, tal como ya fue citado.
Esta teoría también es sostenida por Hewitt, en su libro ‘Primitive Traditional History,’ páginas 832 a 836. El profesor Rama Mena, del Museo Nacional de México, en su libro ‘Arqueología Mexicana,’ dice: “Los tipos humanos son como los de India. Su perfección en los diseños, sus suntuosos adornos en la cabeza, sus ostentosos edificios y sistemas de construcción, nos hablan muy claro de la India y del Oriente. Estudios hechos por el doctor Humberto Cornyn y Magana Peon, concluyen que las lenguas Nahuatl, Zapoteca y Maya, tienen su origen en el sánscrito, también atribuyen una existencia de diez mil años a una civilización encontrada en Palenque.”
Hyatt Verrill, autor de ‘Antiguas Civilizaciones del Nuevo Mundo,’ también sostiene que los pobladores de América provinieron de Oriente. Dice que incluso con una pequeña embarcación se puede navegar de Polinesia a Sudamérica, y que la corriente y vientos del Pacífico arrastran en forma natural hacia este continente.
UN MISMO LENGUAJE, HABITOS Y FACCIONES
La gran similitud en el lenguaje entre tribus de Sudamérica y los dialectos de Oceanía es más que sorprendente, utilizando en miles de ocasiones palabras no sólo similares sino que incluso idénticas. Igual similitud se encuentra en sus costumbres religiosas, hábitos, arte y facciones. Tenemos por ejemplo a los indios Sirionos de Bolivia, quienes por su fino cabello, grandes barbas y rasgos, en nada se diferencian de cualquier tribu hindú. El mismo Hyatt Verril dice que entre los miles de artefactos encontrados en la muy antigua cultura de Cocle en Panamá, un gran número de ellos sólo pueden ser explicados por reconocer la teoría de que las personas que vivieron allí estaban en directo contacto con el Oriente.
Colonel James, autor de ‘El Continente Perdido,’ al hablar de los Mayas, citando palabras de su propia tradición, dice: “Los habitantes de este lugar fueron personas muy poderosas. Ellos tenían grandes embarcaciones con las que viajaban a distantes lugares, a este y oeste, y les tomaba muchas lunas.” El mismo autor concluye: “¿Acaso esto no concuerda con Valmiki cuando dice que los Mayas eran grandes navegantes, cuyos barcos navegaban de este a oeste y de norte a sur por los grandes océanos?” Esto concluye el autor después de cincuenta años estudiando la relación entre América y Oriente.
Mackenzie, en su libro ‘Mitos de la América Pre-Colombina,’ dice que las razones de estas inmigraciones fueron la sed por las riquezas y el oro. El Pacífico, dice, no era un obstáculo mayor que las grandes montañas y los interminables desiertos del viejo mundo, con valles poblados por gente agresiva.
Hewitt dice: Los Mayas y Nahuas de Yucatán, México, eran inmigrantes de las tribus de Magha y Nahusha, quienes pertenecían a una raza de navegantes conocida por los Griegos con el nombre de Fenicios.
LAZOS CULTURALES Y RELIGIOSOS
“La doctrina de las cuatro eras fue importada por la América Pre-Colombina. El orden en México de estas eras es idéntico con el de India... El hecho claro es que provienen de una misma fuente... sería ridículo suponer que tal doctrina proviene de un origen espontáneo en distintas partes del Viejo y Nuevo Mundo,” escribe Mackenzie en Mitos de América Pre-Colombina.
De hecho, la famosa piedra en forma de un enorme disco de doce pies de diámetro y con un peso mayor al de veinte toneladas, mundialmente conocida como el Calendario Azteca, debería ser denominado como la ‘piedra fundamental’ de la cultura Hindú en América. El estudio de este calendario llevado a cabo por Hyatt-Verrill, Mackenzie y Mrs. Nuttal, comprueba la creencia de los Aztecas en la teoría de las cuatro eras o ‘yugas,’ cada una de ellas dependientes del sol, al fin de cada una el mundo encontraba un ya pronosticado desastre. Esta piedra debió ser esculpida en los años 1487 a 1499 y fue tirada entre los escombros del templo por Cortés. En 1560 fue redescubierta, pero el obispo de la época, temiendo su influencia sobre los indígenas, ordenó enterrarla. Así permaneció oculta y olvidada por más de dos siglos hasta su reencuentro en 1790.
Al igual que en la India, los Incas acostumbraban a tocar tambores para ayudar a la luna en los momentos de eclipse. Los antiguos templos piramidales encontrados en México guardan también gran similitud con los de la India, el hogar original de las pirámides. A diferencia de las encontradas en Egipto, éstas no terminan en punta, sino que en una especie de meseta, que servía de altar para hacer ofrendas de sacrificio a los dioses.
Es interesante también notar que el credo de la eternidad del alma y su transmigración prevalecía en todo el continente americano.
Otra asombrosa similitud la encontramos en el campo de la danza. Chamal Lal declara haber visto el mismo tipo de danza entre las antiguas culturas americanas que las practicadas en el valle de Kullu, al Norte de India. Lo mismo afirma la señora Nuttal después de ver la danza Mitotilitli, la cual representa una gran rueda con dos sacerdotes principales en el centro a quienes van rodeando otros bailarines en un orden de mayor a menor importancia. Para preservar el orden en el movimiento circular de la danza, los mayores que recorren un círculo menor, avanzan con lentitud y gravedad, mientras los que están más lejos del centro deben ir a mayor velocidad para mantener la línea de los rayos de la rueda. Esta danza se hacía en honor al movimiento de las estrellas del cielo, y sin duda está lleno de conocimiento y significados.
Esta idea de girar alrededor de un centro, dice la señora Nuttal, la encontró también en un modelo en el Indian Department del South Kesington Museum. Otro tipo de danza idéntico es la que aun se puede ver al Sur de la India en la cual los bailarines se cuelgan de cuerdas y giran alrededor de un palo central, tal como la practicada por los antiguos ‘voladores’ mexicanos.
Hewitt es de la misma idea cuando dice: “Las antiguas danzas de los indios eran muy similares a la de los hindúes, donde para ambos la danza era parte de su adoración.” (Continuará).
Con razón el gobierno de México en su publicación de la ‘Historia de México’ declara que los primeros en llegar a este continente fueron grupos de navegantes que salieron de India rumbo al este. Además hay cuatro teorías en Africa, siete en Asia, y seis en Europa, que atribuyen un origen inmigratorio al pueblo azteca.
En México se hablaban alrededor de treinta y siete idiomas y otros dialectos, y se estima que estuvo habitado desde hace diez mil años o más. La misma tradición mexicana sostiene que sus ancestros vinieron de lejanas tierras y así se lo confirmó el rey Moctezuma a Cortés, tal como el historiador de la época, Bernal Díaz, lo afirma.
La presencia de miles de personas con rasgos hindúes y mogules, sus tradiciones y costumbres religiosas, prueban que inmigraron a estas tierras en gran número. La existencia de una ruta marítima entre India y México es admitida por muchos investigadores y es lo que la historia oficial del gobierno mexicano sostiene, tal como ya fue citado.
Esta teoría también es sostenida por Hewitt, en su libro ‘Primitive Traditional History,’ páginas 832 a 836. El profesor Rama Mena, del Museo Nacional de México, en su libro ‘Arqueología Mexicana,’ dice: “Los tipos humanos son como los de India. Su perfección en los diseños, sus suntuosos adornos en la cabeza, sus ostentosos edificios y sistemas de construcción, nos hablan muy claro de la India y del Oriente. Estudios hechos por el doctor Humberto Cornyn y Magana Peon, concluyen que las lenguas Nahuatl, Zapoteca y Maya, tienen su origen en el sánscrito, también atribuyen una existencia de diez mil años a una civilización encontrada en Palenque.”
Hyatt Verrill, autor de ‘Antiguas Civilizaciones del Nuevo Mundo,’ también sostiene que los pobladores de América provinieron de Oriente. Dice que incluso con una pequeña embarcación se puede navegar de Polinesia a Sudamérica, y que la corriente y vientos del Pacífico arrastran en forma natural hacia este continente.
UN MISMO LENGUAJE, HABITOS Y FACCIONES
La gran similitud en el lenguaje entre tribus de Sudamérica y los dialectos de Oceanía es más que sorprendente, utilizando en miles de ocasiones palabras no sólo similares sino que incluso idénticas. Igual similitud se encuentra en sus costumbres religiosas, hábitos, arte y facciones. Tenemos por ejemplo a los indios Sirionos de Bolivia, quienes por su fino cabello, grandes barbas y rasgos, en nada se diferencian de cualquier tribu hindú. El mismo Hyatt Verril dice que entre los miles de artefactos encontrados en la muy antigua cultura de Cocle en Panamá, un gran número de ellos sólo pueden ser explicados por reconocer la teoría de que las personas que vivieron allí estaban en directo contacto con el Oriente.
Colonel James, autor de ‘El Continente Perdido,’ al hablar de los Mayas, citando palabras de su propia tradición, dice: “Los habitantes de este lugar fueron personas muy poderosas. Ellos tenían grandes embarcaciones con las que viajaban a distantes lugares, a este y oeste, y les tomaba muchas lunas.” El mismo autor concluye: “¿Acaso esto no concuerda con Valmiki cuando dice que los Mayas eran grandes navegantes, cuyos barcos navegaban de este a oeste y de norte a sur por los grandes océanos?” Esto concluye el autor después de cincuenta años estudiando la relación entre América y Oriente.
Mackenzie, en su libro ‘Mitos de la América Pre-Colombina,’ dice que las razones de estas inmigraciones fueron la sed por las riquezas y el oro. El Pacífico, dice, no era un obstáculo mayor que las grandes montañas y los interminables desiertos del viejo mundo, con valles poblados por gente agresiva.
Hewitt dice: Los Mayas y Nahuas de Yucatán, México, eran inmigrantes de las tribus de Magha y Nahusha, quienes pertenecían a una raza de navegantes conocida por los Griegos con el nombre de Fenicios.
LAZOS CULTURALES Y RELIGIOSOS
“La doctrina de las cuatro eras fue importada por la América Pre-Colombina. El orden en México de estas eras es idéntico con el de India... El hecho claro es que provienen de una misma fuente... sería ridículo suponer que tal doctrina proviene de un origen espontáneo en distintas partes del Viejo y Nuevo Mundo,” escribe Mackenzie en Mitos de América Pre-Colombina.
De hecho, la famosa piedra en forma de un enorme disco de doce pies de diámetro y con un peso mayor al de veinte toneladas, mundialmente conocida como el Calendario Azteca, debería ser denominado como la ‘piedra fundamental’ de la cultura Hindú en América. El estudio de este calendario llevado a cabo por Hyatt-Verrill, Mackenzie y Mrs. Nuttal, comprueba la creencia de los Aztecas en la teoría de las cuatro eras o ‘yugas,’ cada una de ellas dependientes del sol, al fin de cada una el mundo encontraba un ya pronosticado desastre. Esta piedra debió ser esculpida en los años 1487 a 1499 y fue tirada entre los escombros del templo por Cortés. En 1560 fue redescubierta, pero el obispo de la época, temiendo su influencia sobre los indígenas, ordenó enterrarla. Así permaneció oculta y olvidada por más de dos siglos hasta su reencuentro en 1790.
Al igual que en la India, los Incas acostumbraban a tocar tambores para ayudar a la luna en los momentos de eclipse. Los antiguos templos piramidales encontrados en México guardan también gran similitud con los de la India, el hogar original de las pirámides. A diferencia de las encontradas en Egipto, éstas no terminan en punta, sino que en una especie de meseta, que servía de altar para hacer ofrendas de sacrificio a los dioses.
Es interesante también notar que el credo de la eternidad del alma y su transmigración prevalecía en todo el continente americano.
Otra asombrosa similitud la encontramos en el campo de la danza. Chamal Lal declara haber visto el mismo tipo de danza entre las antiguas culturas americanas que las practicadas en el valle de Kullu, al Norte de India. Lo mismo afirma la señora Nuttal después de ver la danza Mitotilitli, la cual representa una gran rueda con dos sacerdotes principales en el centro a quienes van rodeando otros bailarines en un orden de mayor a menor importancia. Para preservar el orden en el movimiento circular de la danza, los mayores que recorren un círculo menor, avanzan con lentitud y gravedad, mientras los que están más lejos del centro deben ir a mayor velocidad para mantener la línea de los rayos de la rueda. Esta danza se hacía en honor al movimiento de las estrellas del cielo, y sin duda está lleno de conocimiento y significados.
Esta idea de girar alrededor de un centro, dice la señora Nuttal, la encontró también en un modelo en el Indian Department del South Kesington Museum. Otro tipo de danza idéntico es la que aun se puede ver al Sur de la India en la cual los bailarines se cuelgan de cuerdas y giran alrededor de un palo central, tal como la practicada por los antiguos ‘voladores’ mexicanos.
Hewitt es de la misma idea cuando dice: “Las antiguas danzas de los indios eran muy similares a la de los hindúes, donde para ambos la danza era parte de su adoración.” (Continuará).
Investigación original: Gurudeva Atulananda
No hay comentarios.:
Publicar un comentario