jueves, diciembre 01, 2005

IV Parte - RELACION ENTRE INDIA Y AMERICA

SIMILITUD DE LOS TEMPLOS Y DE LA ADORACIÓN
(viene del anterior)

Otro interesante factor de similitud lo encontramos en el color de los templos los cuales son iguales en América y la India, como lo comprueba la doctora Nuttal, quien citando a Schlagintweit en su libro ‘Budismo en Tibet,’ dice que: “Las paredes de los templos miran hacia los cuatro puntos cardinales y cada lado está pintado con un color en particular, verde el Norte, el Este blanco, el Sur amarillo, y rojo el Oeste. Ahora comparen la descripción dada con el templo de Quetzalcoatl en México, del que el historiador español Sahagun, dice:

“El cuarto del Este era denominado ‘la Casa Dorada,’ y estaba decorada con platillos dorados, el cuarto del Oeste era llamado la Casa de Esmeraldas y Turquesas y era por lo tanto azul, el cuarto del Sur estaba decorado con perlas y plata, y el cuarto del Norte de rojos jaspes y conchas. Sahagun describe además un segundo cuarto decorado con los mismos colores. Otra similitud entr
e los templos de India y México es que ambos son redondos.”

En el antiguo México también se adoraban las montañas porque atraen y reúnen las nubes en sus cimas. En India también el pico de las montañas es visto como ese lugar sagrado en que la tierra y el cielo se encuentran y se producen las lluvias que vivifican la tierra.

El libro ‘The Ayar Incas,’ dice: “Muchos de los himnos y oraciones Incas eran similares a los nuestros. Su origen común puede encontrarse tanto en el Rig Veda como en el Zend Avesta. Esto fue preservado mediante tradición oral en tiempos aun más antiguos que la invención de la escritura.”

El sistema numérico utilizado por los Mayas era muy similar al antiguo sistema Hindú practicado al menos hasta mediados de este siglo.

Tanto en India como en América la carpa era adorada como un pez sagrado que recuerda la encarnación de Visnu adoptando la forma de un pez.

Con respecto a las divinidades adoradas tanto en Asia como en América, Sir Willyam Jones declara “que cuando el parecido de las formas, en los distintos sistemas de politeísmo, es demasiado grande como para ser accidental, no podemos más que aceptar que cierta conexión, desde tiempo inmemorial, ha subsistido entre las varias naciones que las han adoptado.”

Mr Mc Culloh dice: “Al analizar muchas de sus instituciones, y en especial aquellas que corresponden a su historia del cosmos, a sus creencias religiosas y cálculos astronómicos, podemos, en estos temas abstractos, encontrar suficientes pruebas como para afirmar que hubo una relación entre ambos continentes, la cual, sin embargo, ocurrió en tiempos muy remotos.”

Volviendo a la semejanza entre los templos Squier indica: “Los templos budistas del Sur de la India y de las islas de su archipiélago... corresponden con gran exactitud, en sus partes esenciales y en detalles menores, con aquellos de América Central... El gran templo de Bora-Bodu (el gran Buda), puede a primera vista ser confundido por un templo de América Central.” Lo mismo sucede con la ‘Colina de Flores’ en Xochicalco, México, donde figuran numerosas esculturas y se evidencia un bien conocido tipo de adoración hindú.

En su estudio de los templos de América Central, el investigador Del Río concluye diciendo: “Un estudio apropiado de estos monumentos va a revelar el hecho de que, en su estructura interior, así como en su forma exterior, y por sus obvios propósitos, estas construcciones corresponden con gran exactitud con las que se encuentran en India y en su archipiélago.” Por su lado Squier concluye diciendo que por encima de las grandes coincidencias de los ornamentos en los templos, las cabezas de monstruos y otras figuras alegóricas, lo más sorprendente es la inequívoca adoración del linga o falo, comoprincipio creador que se encuentra practicado en las culturas de India y América Central. En lenguaje Maya, Siv(a) (xib), significa falo.

Existe una gran similitud entre los dioses de la India y los adorados por los indios en México, donde Brahma era llamado Tezcatlipoca; Visnu, Tlaloc; y Siva, Huitzlipochtli. Este último era el dios de la guerra y el destructor, Tlaloc era el dios del agua o el Preservador, mientras que el primero era el Creador.

La Trinidad:

Con respecto al tema de la trinidad, aunque los historiadores españoles de la época no lo trataron, o lo evitaron por razones evidentes, Clavigero afirma con claridad que esta doctrina ya era aceptada por los indios de la Península de California. El historiador Acosta informa que el mismo principio era aceptado por los indígenas peruanos y en su afirmación es apoyado por Calancha en su ‘Crónica de la Orden de San Agustín.’

Echeverría sostiene que la deidad principal entre los Indios de Nueva Granada se caracterizaba por tener tres cabezas, dando a entender que eran tres personas con un mismo corazón y voluntad. La tríada peruana, era llamada Tangatanga, y estaba representada por tres estatuas llamadas respectivamente Apuinti, Churiinti, e Intihuaoque; lo que quieren decir: Señor y Padre Sol; Hijo Sol; y Aire o Espíritu, Hermano Sol. A su vez Las Casas dice que en Yucatán también estaban familiarizados con la idea de la Trinidad y que Ycona, Bacab y Echuac, eran los nombres de las tres personas que la componían.

Los cristianos plantean la trinidad como: Padre, Hijo, y Espíritu Santo, tres personas distintas y las mismas a la vez.

Si analizamos el concepto de la trinidad bajo la visión de los Vedas podremos tener una comprensión muy clara de este mismo principio. De acuerdo a estas escrituras el Padre es Krishna, el Espíritu es el aspecto Omnipresente del Señor conocido como Visnu, y el hijo es el alma, ya que todos somos hijos de Dios. Es absurdo pensar que Dios tiene un solo hijo. De esta manera la trinidad Védica sería: Krishna, Visnu y atman, (alma).

Los Vedas también dicen que estos tres son: ‘uno y diferentes al mismo tiempo,’ a esto le llaman: ‘achintya-bheda-abheda,’ o ‘inconcebible unión y diversidad simultáneas.’ Srila Prabhupad daba a este respecto el ejemplo del fuego del cual podemos deducir su luz y calor. La luz y calor del fuego, decía él, son uno y distintos al mismo tiempo.

La sagrada sílaba ‘AUM,’ ya por todos conocida, también representa esta trinidad con cada una de sus letras, ‘A’ es Krishna, ‘U’ es Visnu, ‘M’ es el alma; ésta es la afirmación de los Vedas. De esta manera podemos ver que la idea de una trinidad no es un concepto exclusivo de la cristiandad, es algo universalmente sabido y aceptado, y los antiguos indios de América también tenían este concepto.

Dios es uno, ya sea lo llamemos Krishna, Alá, Jehová, o Viracocha, etc., está en todas partes, y por ello es llamado Visnu, y porque las almas son partes y porciones de Él, (‘amsas’ en sánscrito), también son Él, como las chispas en el fuego. Las chispas del fuego también son fuego.

Dios es una persona eterna que a su vez se expande y está presente en el corazón de todos los seres, las almas a su vez también son personas eternas y la relación que tienen entre ambos los hace ‘uno’ mediante el amor, pero esto no significa que en algún momento pierdan su identidad individual. Dios es siempre Dios y las almas son siempre almas. Son uno en el amor y distintos en identidad. Para nosotros esto permanece siendo un misterio porque debido al concepto corporal que tenemos, no podemos sentir la unión verdadera que se experimenta a través del amor puro.

También podemos dar el ejemplo de una familia donde todos tienen el mismo apellido pero se diferencian en sus nombres. Son uno en el apellido y varios en el nombre.
Los Vedas también nos hablan de otra trilogía que es más conocida en el occidente. Esta es Brahma como el creador, Visnu como el sustentador y Siva como el destructor del universo. En esta trilogía Visnu es el Supremo, y Brahma crea y Siva destruye, gracias al poder que reciben del primero.

Monoteísmo:

Los judíos o cristianos, como pretenden hacernos creer, no son ni los primeros ni los únicos monoteístas que ha tenido el mundo. En realidad todas las culturas antiguas admitían la existencia de un ser supremo cuyo poder y voluntad se ejercía por encima de los demás dioses menores. Un Dios de dioses, concepto que sitúa al Señor en una posición aun más elevada que el presentado por la cristiandad, en donde Dios es sólo el Señor de la humanidad, y ni los animales, ni los árboles, ni demás seres vivos, tienen alma, por lo que no reciben el cuidado que merecen.

Al primer análisis ya podemos descubrir que los indios de América tenían un profundo concepto de Dios, tal como el que encontramos en India, donde el Señor es designado con diferentes nombres y no hay riñas, sectas, ni fanatismo a este respecto. Los indios daban gran importancia al nombre de Dios y lo mencionaban por él.

Entre los varios nombres que daban a Dios, podemos citar: Tlaclitonatic, Creador de la Luz; Ipalnemoani, el Dador de Vida; Yaoteotl, el Dios de la batalla; Moyocayatzin, el Todopoderoso; Chimalman, Nuestro escudo o Protector.

Lord Kingsborough observa lo siguiente: ‘Ellos consideraban a Tezcatlipoca como poseedor de todos los atributos imaginables, y era tenido por misericordioso o compasivo.’ Dice además que se referían a Él con epítetos tales como: el Supremo Señor del Universo, El Disponedor y Ordenador de todas las Cosas, El que Confunde al Enemigo, El Concededor de Sabiduría, El Padre de la Humanidad, El Juez Justo, El Gobernador de los Reinos, El Padre de la Humanidad, El que Perdona los Pecados, El que Refugia bajo Sus alas, El Dador de Inspiración, Quien se ríe de la sabiduría humana, Quien ordena el matrimonio, Quien da hijos, Quien prolonga la vida, Quien Ama a los caídos, Quien acepta votos, Quien aprecia la caridad, etc.

Los indios en el Perú también reconocieron un Ser Supremo, quien fue el creador y sustentador del universo, y a quien adoraron con los nombres de Pachacamac, ‘Quien sostiene y da vida al universo,’ y Viracocha, que de acuerdo con un investigador español significa, ‘Espuma del mar,’ haciendo referencia al largo viaje hecho desde el Viejo Mundo, Asia. Está además representado sobre tres peldaños, indicando su soberanía sobre los tres mundos, concepto que encontramos también en los Vedas donde se describe el universo como dividido en tres niveles de sistemas planetarios.

En India también podemos observar esta tradición de denominar a Dios con distintos nombres de acuerdo a Sus atributos y actividades. Por ejemplo Él es conocido como Krishna o El Más Atractivo; Gopal o El que Cuida las Vacas; Govinda o Quien da Placer a las Vacas, los Sentidos y la Tierra; Mukunda, Quien da la Liberación; Bhakta-vatsala, Quien Protege a Sus devotos, etc.

A diferencia de lo que normalmente se piensa, los Vedas también hablan de un Ser Supremo, de un solo Dios, quien es Krishna, el Supremo Atractivo. Los distintos fenómenos del universo, como la lluvia, la temperatura, el paso de los astros, están entendidos como dependientes de distintas personalidades o entidades conscientes. Toda acción está supeditada a la conciencia. Ésta era su comprensión y fue compartida por todos los pueblos de la antigüedad, Egipcios, Griegos, Romanos, Americanos, etc. Ellos no vieron el universo como un órgano impersonal y mecánico, resultado accidental de una gran explosión.

Educación, Moral, Ritos:

Eric Thompson dice que “los españoles quedaron sorprendidos por el alto valor moral de los nativos, y por su rechazo a la mentira. Por desgracia, el contacto entre ambas civilizaciones trajo una rápida decadencia en los códigos morales de los nativos.”

El mismo saludo de los Incas da clara señal de su refinada y cuidadosa educación
. En él se decían ‘ama sua, ama llulla, ama quella.....’ esto es: ‘no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo.’

Al igual que el sistema educativo en la India los niños eran puestos al cuidado de los sacerdotes desde los cinco o seis años.

Se les enseñaba a contar los años, astronomía, el arte adivinatorio, remedio para las enfermedades, a leer y escribir, matemáticas, genealogía. A las niñas de la nobleza y de clase media se les enseñaba a hilar y tejer, a cocinar, y otros artes domésticos, y siempre estaban acompañadas por una superior. Otras funciones que realizaban eran las de barrer el templo, cocer ropa para sus deidades, atender el fuego sagrado, etc. Muchas realizaban prácticas religiosas para conseguir en el futuro buenos esposos. Para cuidar su castidad debían mirar el suelo siempre que un extraño les hablaba. Incluso hasta hoy en día no existe el cortejo entre los indios mexicanos, y las muchachas sienten vergüenza de relacionarse con jóvenes sin el permiso de los padres.

Al igual que los antiguos hindúes los indios americanos trataron a la mujer como su igual y gobernaron imperios junto a sus esposos o hermanos.
“A diferencia de los so llamados cristianos civilizados- escribe Chaman Lal- los indios americanos nunca lucharon contra las mujeres, qué decir de matarlas a ellas o a los niños.”

Muchas creencias y ceremonias entre los Indios de México eran iguales a las sostenidas en India tal como está claramente demostrado por Thompson, en su artículo ‘The Cycle of Life’ escrito en su época para ‘Mexican Life.’ En su trabajo analiza, entre muchas cosas, la ceremonia de nacimiento de un niño; la ceremonia de matrimonio, para la cual, al igual que en India, los arreglos eran más bien concertados por los padres y se recurría al consejo de un astrólogo.

Los Aztecas también acostumbraban a hacer ofrendas en el fuego; cada persona tomaba un trozo de alimento y lo colocaba en el bracero que estaba en el centro de la sala, como un acto de gracia dirigido al dios de las Cosechas.

Otras ceremonias especiales como la de la coronación de un rey, también guardaban gran similitud con las de la India.

Chaman Lal dice que la descripción de la coronación de Moctezuma, después de la muerte del emperador Ahuitzal, es una prueba contundente de ello. En una parte de esta interesante celebración el sacerdote le hace prometer al futuro rey: ‘En nombre del Supremo Señor Invisible, del creador del cielo y la tierra, ¿prometes seguir la religión de tus antepasados?’ ‘La mirada del Señor está sobre mí, lo prometo.’ ‘¿Prometes proteger tu país y ser comprensivo con tu pueblo?’ ‘Lo prometo.’
El hijo mayor no era necesariamente el sucesor del trono, sino el más diestro.

En la Guerra:

Es triste tener que hablar de la guerra, pero incluso allí mostraron cierto refinamiento y cultura, si así puede decirse de la guerra. No era como lo aprendimos en la televisión, donde sólo se muestran como unos salvajes aullando en un caballo.

Para salir en campaña esperaban un momento propicio, siendo el primer día del mes uno de ellos. Antes de invadir enviaban espías quienes configuraban mapas detallados. En el avance marchaban primero los sacerdotes llevando sus dioses y tras ellos los guerreros más experimentados, dejando más atrás a los novatos. Se trataba de evitar las masacres, y más que matar, buscaban hacer prisioneros. Por la lectura del Ramayana y Mahabharata podemos saber que en la antigua India los guerreros seguían rígidos códigos de guerra que eran respetados a riesgo de la deshonra, y la población civil nunca era comprometida en ella. Sólo los guerreros iban al campo de batalla siguiendo a su rey.


La Familia y otras Costumbres:

Es también notable la similitud en lo que respecta al sentido de la familia, el respeto hacia los mayores y la obediencia al jefe de familia. Los mayores eran, y aun son, tratados como tíos y tías, y los iguales como hermanos. La costumbre de darse regalos, su forma de hablar con muchas gesticulaciones, la forma de sentarse en el suelo con las piernas cruzadas practicada por los hombres, mientras las mujeres se sientan sobre las piernas dobladas... Las mujeres además, como en la India, llevan sus bebés en la espalda.

Los indígenas eran conocedores de las hierbas y extraían lombrices y cálculos con ellas. De hecho, conocían al menos 1400 de ellas, y practicaban la cirugía al igual que los hindúes. Lamentablemente, dicen los investigadores, miles de libros que contenían valiosa información, fueron quemados por los misioneros.

Reencarnación:

Con respecto a la muerte no les preocupaba tanto ésta en sí como la actitud con la que debían enfrentarla, mostrando gran concordancia con la filosofía del Bhagavad Gita. Creían en la inmortalidad del alma y en la reencarnación, y tenían un claro concepto de la vida después de la muerte.

En occidente se ha tratado de ridiculizar la idea de la reencarnación la cual es compartida en forma natural por el hombre de oriente. Muchos pensadores occidentales también la aceptaron apenas tuvieron contacto con las doctrinas de Sócrates y Platón. Para ellos el cuerpo no era más que el vestido del alma, y el alma cambiaba su vestimenta cuando ésta envejecía. Mismo ejemplo lo encontramos en el Bhagavad Gita donde Krishna le dice Arjuna: “Así como un hombre deja sus ropas viejas y las cambia por otras nuevas, así el alma deja un cuerpo anciano y lo cambia por otro nuevo.”

Nunca se ha escuchado una razón de peso para negar la reencarnación, pero Krishna ya dice en el mismo Bhagavad Gita que: “sólo quienes tienen sus ojos entrenados en el conocimiento pueden ver las cosas como son. Los demás no pueden hacerlo, aunque así lo intenten.”


Voltaire dijo: “Si he nacido una vez, ¿porqué no puedo hacerlo dos veces?”

Krishna explica la reencarnación como un hecho que es evidente en esta misma vida, Él dice: “Así como el alma corporificada pasa de la niñez a la juventud, y luego a la vejez; en forma similar, cuando el cuerpo muere, el alma acepta otro cuerpo. Los sabios no se confunden por este cambio.” Así Krishna nos hace ver que en esta misma vida ya hemos cambiado varias veces de cuerpo, y lo seguiremos haciendo. Tuvimos el cuerpo de un bebé, después tuvimos el de un niño, luego el de un adolescente, y antes que eso fuimos una burbuja en el vientre de nuestra madre, ¿dónde están esos cuerpos ahora? Ya no están más. Los tuvimos en el pasado pero ya no están más. Sin embargo somos la misma persona que los ocupó y que los ha visto cambiar. De esta manera podemos comprobar que la reencarnación es un hecho que experimentamos en nosotros mismos y en esta misma vida. Esto es ser en realidad un filósofo y un científico.

Bien haríamos en meditar sobre este ejemplo que el mismo Señor Krishna nos da, de esta manera vamos a fortalecer y purificar nuestra inteligencia, vamos a empezar a razonar en forma correcta, y bajo esta nueva perspectiva veremos el mundo de una manera real y pragmática. (continuará)

Investigación original: Gurudeva Atulananda

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